Carta del Director

A HOMBROS DE GIGANTES AUDACES QUE CRUZARON LA FRONTERA

“En algún lugar algo maravilloso está esperando ser conocido”
Carl Sagan (1934-1996)

En algunos lugares de Asia se cuenta la edad de una persona desde el momento de la concepción y no del parto, como hacemos en Occidente. Si lo aplicásemos a esta revista diríamos entonces que tiene treinta y cinco años, pues fue concebida en el verano de 1982. En ese momento un niño de doce años contemplaba absorto un nuevo programa de televisión que acercaba al público, como nunca antes se había hecho, los más complejos enigmas que afrontaba la ciencia. Era posible gracias a la magia de un joven astrofísico estadounidense llamado Carl Sagan, que nos deslumbraba con su entusiasmo por difundir el conocimiento en cada capítulo de esa ya mítica serie, Cosmos. Pero lo que más me sorprendía de todo ello, sin duda, es que esa ciencia no tenía nada que ver con lo que se enseñaba en el colegio…

Desde entonces he creído que el conocimiento debe estar, ante todo, al servicio y a disposición de los ciudadanos. La revista Fronteras de la Ciencia nace con esta vocación. Desea presentar al público las temáticas científicas más actuales, emergentes, multidimensionales, todas aquellas que resultan de gran impacto en la sociedad, la cultura y la tecnología, las que pueden desembocar, incluso, en nuevos paradigmas de investigación. Temáticas de vanguardia con atención especial a las que suponen un desafío para el conocimiento.

Pero, además, quiere dar un paso más allá y contribuir a alcanzar una meta que resulta muy urgente: el desarrollo ético y moral de nuestra sociedad debe estar en consonancia con los avances científicos y tecnológicos. Decía Gandhi que todo derecho que no lleve implícito un deber no merece ser defendido. Tenemos la obligación y responsabilidad moral de utilizar la ciencia para el bien de la sociedad, para construir un mundo mejor y más justo.

Con este fin necesitamos adoptar una visión holística de la realidad, percatarnos de que todos nuestros problemas están interconectados y parten de un mismo origen. Ello conlleva una transformación ética integral que favorezca el desarrollo social y humano (haciendo frente a la pobreza, las desigualdades sociales, las discriminaciones, etc.) para beneficiar el bienestar de las personas. Pero también, necesariamente y en paralelo, potenciar el respeto hacia los demás seres sintientes (no somos los únicos que participamos del milagro de la vida) así como la conservación de la naturaleza, de la que formamos parte indisoluble. Una ciencia y una tecnología deshumanizadas no sólo obstaculizarían cualquier progreso sino que incluso podrían llevarnos a destruir nuestra civilización.

En el conocimiento, la base de la educación, está la clave, es lo que nos permite cambiar y avanzar. Conocer es abrir los ojos a la realidad. Nos lleva al razonamiento, al pensamiento (no entraremos ahora a discutir sobre Kant), al auténtico aprendizaje, a ser capaces de adaptarnos y modificar lo que nos rodea. Lo cual no puede ser reducido solo al ámbito de la formación reglada. En esta sociedad digital, dominada por los flujos de información, los medios de comunicación tienen una responsabilidad determinante. Fronteras de la Ciencia pretende así, en su modestia, contribuir en esta noble misión. En esta sociedad de los 140 caracteres, en lo que todo es ligero, inconsistente, líquido (por emplear la palabra preferida de Zygmunt Bauman), apostamos por una publicación que nos lleve a disfrutar del conocimiento, a descubrir lo que está oculto, a pensar en definitiva. Sí, hoy necesitamos pensar, resulta evidente que hay demasiados intereses en este mundo que nos enfrentan a ello.

 

“La auténtica ciencia solo progresa
cuando está en manos de soñadores”

Uno de los elementos más destacados de Fronteras de la Ciencia, para alcanzar estos objetivos, es que se trata de una revista de tipología académica que busca ser accesible a toda la sociedad. Sus artículos serán realizados por catedráticos e investigadores especialistas en cada temática concreta y tendrá características formales y estructura científica. Ofrecer lo más avanzado del conocimiento a todo el público que desee acercarse a él. Fusionar ambas dimensiones, lo que siempre había anhelado. Pretendemos que cada número se convierta una pequeña enciclopedia o manual dedicado a una problemática específica. Un referente que intente dar respuesta a los mayores interrogantes que nos rodean. Partiendo siempre de los más novedosos avances científicos, desde una perspectiva multidisciplinaria y mediante el diálogo entre áreas de especialización (tanto de ciencias puras como de sociales y humanidades). En la búsqueda por llegar, de este modo, a nuestros límites del conocimiento.

La estructura de cada número sirve a estos retos. Contará con un dossier monográfico sobre un determinado tema, una miscelánea de artículos independientes y un conjunto de distintas secciones que conjugan ciencia, cultura, ética y pensamiento. Además, y lo que resulta también novedoso en el panorama científico actual, tan dominado por el inglés, se trata de una publicación en español destinada al conjunto de países hermanos que constituimos Hispanoamérica.

Fronteras de la Ciencia surge así del mundo universitario y de la colaboración internacional. Editada por Prisma Publicaciones, del Grupo Planeta, está patrocinada por la Universidad Metropolitana (UMET) y, en su conjunto, el Sistema Universitario Ana G. Méndez (SUAGM), prestigiosa institución que cuenta con varias universidades en Puerto Rico y campus universitarios en Maryland, Florida y Texas, y cuya apuesta por la calidad docente e investigadora está siendo extraordinaria. Como botón de muestra indicar que hoy gestiona, habiendo sustituido a la Universidad de Cornell -precisamente de la que era miembro Carl Sagan-, el famoso Observatorio de Arecibo. El círculo siempre se completa.

Deseo dar las gracias a todos los que han hecho posible esta revista. Hemos podido llegar hasta aquí, parafraseando a Newton, porque nos hemos encaramado a hombros de gigantes. En este caso audaces, que supieron ver más allá y cruzaron la frontera. Como aquellos que han confiando en un proyecto largamente perseguido y que pretende romper sellos en contextos académicos que resultan, por distintos motivos, demasiado herméticos. Como todos los que hicieron frente a desafíos enormes impulsados sobre todo por la fuerza de su fe, superando adversidades sobrehumanas. Pues la auténtica ciencia solo progresa, siempre ha sido así, cuando está en manos de soñadores.

Para este fabuloso viaje teníamos que empezar por lo orígenes, naturalmente. Por el génesis. No hay mayor reto para la ciencia que responder a lo que realmente somos. Cuando nos enfrentamos a los enigmas que nos rodean es cuando nos damos cuenta de nuestra pequeñez, de lo insignificantes que resultamos ante lo absoluto. El universo es impresionante, un espacio-tiempo tan increíblemente inmenso que nuestra mente no puede por menos que conmoverse ante tal enormidad. Y formamos parte de él, no lo olvidemos. Es normal, por tanto, que nos preguntemos sobre su origen, conociéndolo nos estaremos conociendo a nosotros mismos. ¿Quiere algunas respuestas, querido lector? Bienvenido, para empezar solo tiene que pasar esta página…

José Gómez Galán

 


Radiotelescopio de Arecibo. Puerto Rico